diciembre 18, 2006

La innombrable (despedida)

Seguido de una secuela de malos ratos acompañados de picks de buena fortuna, cansado quizás de esa gigantesca rumba imaginaria de galletas chinas de la suerte que comienzan ya a molestar mi sueño por el roce con mis partes íntimas, estoy aprontándome a la despedida más dura: Romina y Tamara (para qué decir Paz Belén).

Este es el lado solitario de toda buena fortuna. El momento de desligarse de las personas con las cuales estás acostumbrado a convivir, y de quienes depende en gran medida el balance histórico de lo emocional.

Ya que ellas son una especie de fortaleza de lo que es bueno en la vida, de lo que cambia con naturalidad (sin fricciones innecesarias), que me indica con un gigantesco dedo divino lo que es inevitablemente accesorio y superfluo como lo haría un panorámica de una borrascosa tarde sentado frente una magnífica montaña. Es que echaré en falta ese refugio.

Por supuesto, es como otra prueba al fin y al cabo. Momento de crecer y hacerse más auténtico, desde el instante en que uno deja de sentir el apoyo diario (por leve que este sea) todo parece a punto de derrumbarse, en lo que se fundan las certezas ya no está.

Es una delicia de momento, en que la alegría no se expresa por completo sin su contraparte. Me hace recordar todo aquello que soy y que no puedo ser. Me hace entender mis insoslayables diferencias, y da esperanza a quien se queda y observa partir a su retoño, hermano o amigo.

Que el mundo siga dando sus vueltas misteriosas, que tarde o temprano nos volveremos a encontrar cara a cara. Es un agrado partir como mis grandes amigos, a buscar esos espacios donde podamos sentirnos más en paz con nuestros espíritus curiosos.

Sonrisas, paz y amor.


En unos meses, cuando hayamos vuelto de vacaciones, revisen este link. Habrá sorpresas.

Karamaru: Sayonara...

2 comentarios:

ser.vivo dijo...

me parece interesante tu perfil...
a ver si paso más seguido por tu blog y de paso leo el otro que tienes... si no te molesta...
Saludos, buen día.
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ser.vivo dijo...

Ahora, recién después de unos días medios locos por acá, tengo la grata oportunidad de leerte.
Que nostalgicos y emotivos son los momentos de las despedidas. Que lindo es sentir, que cuando uno se va, al volver se encontrará de nuevo con grandes personas. Razones para volver, como razones para vivir y seguir descubriendo... es mágico.

Saludos.