julio 02, 2006

Pestañas y cejas


Suponga usted yo tenga un dedo, pero sólo uno... ¿me entiende? ...qué es infinitamente mágico.

Ahora bien, suponga usted también que mi dedo pueda concederme cualquier deseo que nuestra frágil inteligencia pueda imaginar... lo que se le ocurra... ¿se lo imaginó ya? Con sólo desearlo, y mover el dedo... y... ¡Voilà! ¡Magia!


¿No sería una historia digna de contarle a sus nietos antes de dormir?
Suponga no obstante, que el dedo mágico trae una enorme cantidad de problemas. Cuando lo mueves sin prestar demasiada atención se termina siempre en problemas...

Como la oportunidad en que yo, Sir Gianlucca Dittodioro, me sumergí en las arenas del Sahara en busca de un tesoro digno de la hermosa hija del Jeque Sulam Nimur, la encantadora Abida Altair...

Cuentos. He vivido por ellos, gracias a ellos, sin ellos. El tema es simple... siempre se sabe cómo empezar pero... ¿sabemos cómo acaso terminar? A Camilo le volverá a crecer el callo del lóbulo frontal... y afuera el viento soplará tan fuerte... pero tan fuerte... que se romperán las ventanas y las cortinas, y la ventolera me succionará fuera de mi pieza para terminar flotando en la espesa composición etérea santiaguina (smog, principalmente) junto con el resto de las hojas secas de los árboles de Ñuñoa y Macul.

Buenas noches... "and remember children... babbling is for babies"

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