agosto 10, 2006

Ontogenia I - Medina

Llegué en 2003 al Rayo invitado y bajo el alero de un tipo risueño e imposible de odiar: Camilo Libedinsky. Al entrar noté la extraña geometría del lugarcito. Era para perderse. Unos saludos locos, hubo que sostener unas miradas de celosía -las mismas que yo pronto adquirí como miembro- de los "ocupantes" de ese raro laboratorio.

Acá estudiamos el cerebro -me decía Camilo. Yo asentí sin sospechar lo que una oración como esa podría implicar. No tenía idea. Era como meterse a estudiar los misterios de Dios en un seminario, siendo ateo.

A la semana, entre entradas y salidas, me pilló Jompoma sin mi protector. Me miró con esos ojos que taladran la inteligencia y lo hacen sentirse a veces como un pobretón miserable. Un iletrado. Me increpó a su particular manera: ¿Y vos que hacís acá?

Recuerdo haber sido incapaz de contestar con suficiente confianza. Era lo que Hans denomina un pobre undergrad. Fue un susto del diablo.

Cuando le conté a Camilo que al jefe no le había gustado verme por ahí, se rió en mi cara.

En estos años ya he tenido oportunidad de hacer lo mismo un par de veces.

Gracias Jompoma, hiciste desde el comienzo la mejor de todas las preguntas.

En el Rayenio

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El rayenio parece muy distinto del rayo al que le pusimos tal apodo con marin por alla por el 97. No tiene que ver solo con el lugar fisico, claramente menos acogedor, si no tambien con feos descuidos que no reflejan el alma del rayo. que es eso de poner listas de quienes pertenecen al rayo, y de quienes son jefes, fundadores y todo clase de jerarquias pienso que no hacen parte del espiritu rayo, lugar de colaboradores y amigos de todo tipo, no de integrantes
saludos
claudia cecchi

Felipe dijo...

Pucha, Claudia tienes razón. Hay ciertas cosas que queramos o no han cambiado. Quizás para mí ahora es vital hacer estas weas para poder sobrellevar la pérdida del Rayo.

Sé que la familia de colaboradores del Rayo es infinita y se pierde de la vista en el horizonte, no obstante, las cosas han cambiado lo queramos o no. De partida hay que acostumbrarse que para ver a Jompoma y a Marín, hay que cruzar un "puente". Algunas tallas no son tan graciosas como pensamos. Las intenciones son en verdad las mejores.

Como el Rayenio es dificil de homologar al Rayo... no se me ocurre qué más hacer. Llorar sobre la pérdida no es una opción. Disculpen por el desliz... especialmente todos aquellos que merecen nuestro cariño y más alto de los respetos.