enero 15, 2006

Uberpusa

Sombrios han sido mis pensamientos estos días... nunca tristes, nunca alegres, como si un manto de grises nubes no dejasen pasar la luz del sol en medio de la nada oceánica del Pacífico... y las gigantezcas olas meciendo el agua que baña a la Tierra...



He pensado en el Desierto... en sus vastas dunas, como la antítesis del mar, moviéndose lentamente al son del viento. En la arena caliente bajo mis pies desnudos, una pisada bastará para sumergirme... en la calma de la quietud, en los granos de arena tocando suavemente mis orejas, acariciándome, susurrándome al oído mientras cierro mis ojos.



He pensado en el deseo, en la lujuria... en dejarme llevar por ella. ¡Qué me seduzcan sus trampas y sus sensaciones! He soñado con el desnudo y los ojos sin vida. En el arrebato y la perdición, en la caída libre desde un barranco, mirando cómo se ve el despeñadero durante el allegro sinfónico del viento zumbando mis oídos. He soñado con la sensación de manzana siendo egullida por el hambre y el gusano...



He esperado pensando en el silencio, en el vacío... diciéndome muchas cosas. Como la campana que espera el amanecer, las llamas del Sol en el horizonte azul profundo de las aguas, espera que el viento la meza y la haga cantar una vez más. En el crecimiento de los tallos, en el desprendimiento de las flores, en la maduración de los frutos.



En la prisión y la libertad... en fin... mi mente absorbiendo todo a su paso... sin rumbo ni intenciones... descansando del trabajo y de los posts de este blog. En las cadenas del tiempo y de la vida. De las personas libres viviendo en jaulas mentales y de presos bañándose en sueños, ya sea en las inmensas dunas del desierto, en las bravas olas del océano o en la tersa piel de mujer, abrazando el deseo, abrasado por la lujuria.

¡Que esta semana sea increíble! Felicidades Bachelet por la Presidencia de Chile... Ojalá haya consuelo para el perdedor...

Namaste y gracias por leer... nunca estamos realmente solos, aunque todo confabule en contra: nuestras percepciones, nuestros nacimientos y nuestras tantas muertes.

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