septiembre 13, 2005

Crisis y Éxtasis

He vivido todo el tiempo creyendo que estaba caminando por el camino que mis sueños iban haciendo. Pensé que no iba jamás olvidar todo lo que había sido una vez, desde nacer hasta ahora. No obstante, recién ahora vengo a despertar de un largo sueño de entumecimiento. Donde mis espectativas realmente personales, ingenuas, inocentes y verdaderas reposaban como sumergidos en el agua de un pozo de poca profundidad. Podría verlos si me esforzaba, pero nunca lo hice a conciencia, hasta ahora. La confusión es la sensación más fuerte de todas, no saber cómo llegué a ser lo que soy, no saber cómo permití dormirme tanto tiempo sin oir la voz sabia de mis pensamientos, de mis sueños dormidos.

Tengo la sensación cada vez más poderosa y de una certeza que no tiene igual, de que debo volver la espalda a mi vida concretada hasta hoy. Debo empezar de nuevo. Debo cortar los lazos familiares, los lazos limitantes con mis potencialidades, los lazos que me hunden en la inexistencia con el resto de la urbanidad, con el resto de los durmientes hombres con los que vivo. Debo no realizar más esta vida que detesto.


Si esta certeza no estuviese molestándome, no haría nada. No habría despertado con el dolor con el que lo hice, no habría sentido tanta pena, ni tanta desorientación. Finalmente, me miro hoy, y no soy nada de lo que siempre quise ser. Excepto quizás, de que ya no me engaño más a mi mismo. Ahora moveré el mundo a mi favor. Transformaré mis actos en el camino que debo seguir para lograr la plenitud de mis metas, sean aquellas las que logre descubrir en este proceso gradual de despertar.

Anoche me dijeron con naturalidad taladrante, directamente a mi alma, que debía alejarme de aquello que me hacía sentir fuera de lugar. Que abandonase lo que hacía a menos que realmente existiese algo bueno por lo cual yo desease seguir. Y no encontré nada en absoluto para reconfortar la pena del tiempo perdido, la pena de mi ignorancia, y la felicidad de entender que ya no necesito nada de esto que me hace sentir incómodo. No sé qué va a pasar, pero será por fin el camino que yo mismo quiera forjar. Se acabaron las obligaciones detestables. Espero encontrar lo que busco al final del camino. Como todos lo hacemos, supongo, algunos más ciegos que otros, algunos más sordos, más entumecidos que otros.

No hay comentarios.: