septiembre 19, 2005

Sobre los paradigmas en los que estoy sentado

Una continuación de "Educando"

Bien, he recibido un agudo y excelente comentario (tercero de "Educando") que amerita una mayor discusión. Antes que todo, GRACIAS ANÓNIM@ por dejar tu comentario. Uf, se siente uno mejor cuando hay retroalimentación en esto. Bien, manos a la obra.

Estás muy en lo cierto al afirmar que todo es relativo en tanto a los medios que validemos para adquirir conocimiento del mundo. Cualquier afirmación que yo haya hecho (o que se haya entendido) que tenga como fin convencer que un medio es peor que otro es, por supuesto, una afirmación muy poco reflexiva. La tuya es, por el contrario, aquella que considero más acertada. Bien, aceptemos que todos los medios son válidos para ser considerados medios educativos, ya que la educación es un proceso de integración contínua de experiencias en nosotros (un sinónimo, por ende, de "vivir").

Ahora bien, tal como has sugerido, cualquier medio es igualmente absorbente, aburrido, intelectualizante, entretenido y estupidizante, si esto no es demasiado decir. Es decir, todos los medios tienen sus pros y contras. Esto era lo que pretendía yo colocar en el tapete en Educando, pero claro, se me pasó la mano con esto de mis propias preferencias.

Los libros, son algo semejante a los canales del cable (pues creo que no vale mucho la pena hablar de la televisión abierta chilena), donde hay de todo para todos. Por ello la excusa de que es una especie de fenómeno generacional la preferencia generada sobre un medio sobre otro, no es más que una muestra de nuestra ignorancia respecto a todos ellos (los medios). Del mismo modo en que mi ignorancia se ve reflejada en mi juicio (¡ah, benditos juicios que no debiéramos hacer!) sobre la basura televisiva.

He sido injusto, y esto amerita un acto de reflexión mayor. Sí, también disfruto de cierto tipo de televisión. Pero no logro disfrutar de aquella que roba todos mis sentidos, me vuelven un adicto a sintonizar el aparato a cierta hora todos los días de la semana. Como si se tratara de una deriva sin dirección. Esto es más que aceptable en un ser maduro, que ya a aprendido lo esencial sobre la vida en sociedad y sobre sus potencialidades realizables, para ellos toda la libertad que quieran de hacer con sus vidas.

No obstante (y desde el paradigma de la educación moderna), creo que esta deriva no es aceptable en los individuos inmaduros, cuyos límites entre lo real y lo imaginario no se han separado. Los niños por nacer muy dependientes (nuestra biología los hace así, y más aún nuestra propia crianza), están cobijados y en contacto con los medios que nosotros les presentamos en el ambiente inmediato: el hogar, el colegio, el vecindario, etc.

Si en ese ambiente no garantizamos la heterogeneidad de los medios y su libre acceso, facilitación, discusión y promoción, entonces no estamos en el glorioso paradigma de la educación por la democracia.

Mi prejuicio es, permitiéndome esta tremenda corrección (y nótese que digo "prejuicio", o sea juzgo de antemano sin necesariamente saber mucho al respecto, jejejeje), hacia una creencia de que basta con una primera mirada, una primera decisión, para saberlo todo. Por lo tanto, tanto tú, como yo y el resto del mundo tenemos algo de razón. Y mi desagrado por la televisión de mala calidad, es también desagrado hacia todo aquel material educativo de mala calidad, libros, inclusive.

¡Ah! En fin, solo lo relativo es absoluto.

Muchas gracias Anónim@, otra vez. Abrazos.

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