septiembre 11, 2005

Esta noche tuve un sueño

Podría decir de lo más inusual e imaginativo, no tenía de estos hace años.

Soñé que estaba mirando el océano y me parecía al comienzo que el momento era el atardecer, debido al degradé de los colores amarillos y rojos que es muy típico de ese instante del día. Sin embargo, en vez del Sol, fundiéndose en el mar, estaba yo mirando a una gigantesca luna.

No sólo era nuestra luna en tamaño XXL, sino que además estaba girada, de modo que la estaba viendo desde su eje (mi vista atravesaba su eje de rotación), lo cuál me permitía observar detenidamente una mitad totalmente nueva de la Luna.

Fue una sensación increíble. Me quedé observando la escena, mientras la Luna se bañaba con las aguas azules, hasta desaparecer por completo. Cuando esto ocurrió, en mi sueño, caí en cuenta de que no estaba viendo un atardecer, sino un amanecer.

Con esta sensación muy contradictoria pero a la vez extrañamente muy natural, casi obvia para mi ser onírico (llamémoslo así), me desperté.

Amanecí muy resfriado. Ni siquiera pude ir a bailar. Snif, snif.

Pero la sensación final fue muy vívida... quizás qué opinen los expertos de la interpretación de sueños.

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