septiembre 16, 2005

¿La Economía es Riqueza?

Charles Darwin escribió cosas como nadie lo había hecho antes que él sobre la evolución de las especies. ¿Por qué? No fue tanto por las cosas que dijo, sino por el impacto que tuvo su obra. Es decir, fue gracias al momento-lugar en que lo hizo.

Hoy, en el diario vivir, vivimos en la competencia con los otros. Se nota en practicamente todos los lugares dónde uno está. "La sobrevivencia del más apto", una interpretación miope de las reflexiones de Darwin sobre la evolución, llevada a su máximo reduccionismo. No se necesita más, para explicar lo que uno observa en la ciudad. La actividad que rinde la observación biológica, llevada a la cúspide del modernismo económico, una basura pestilente con el mejor envase que puede producir el mercado. Todos quedan encandilados en el gancho comercial, todos la consumen, la convierten en un credo, la viven hasta agotarse.

Opino que la reflexión teórica que nace de la Biología es importante, como lo es si se produce en cualquier otro ámbito del saber, científico o no. Mientras otorgue sentido, no hay que perderla de vista (de este modo hablar de evolución es a veces como hablar de cualquier otra actividad natural del ser humano).

Sobre la evolución de las especies, hay una obra chilena de gran valor y de poca difusión:


Origen de las especies por medio de la Deriva Natural
o
La diversificación de los linajes a través de la conservación y cambio de los fenotipos ontogénicos

por
Humberto Maturana R.
Jorge Mpodozis M.

Impreso por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos en 1992, Chile.

Jamás logro dejar de recomendar su difícil y espeluzante lectura de apenas 48 páginas a todo interesado en la evolución. Una digna obra de ser considerada como un mantra en la biología local. Algo así como el "om" budista, la noción de "deriva natural" da origen desde el contexto de la autopoiesis de los seres vivos, a una mirada renovada de los fenómenos biológicos.

Me desvíe enormemente de la idea inicial, como suele ocurrirme cuando hablo de las cosas que me apasionan (son tantas y tan interconectadas, que es difícil seguirlas todas a la vez). Bien, estaba en lo de las excusas humanas para el quehacer diario. Hoy el trabajo es algo penoso de realizar, las masas compiten sin piedad por un éxito prometido, una noción falsa de "sobrevivencia" (quizás el éxito profesional, las luces iluminándonos entre la emsobrecida gentuza, un reconocimiento lisonjero o también, por qué no, uno bien ganado y honesto, ¿la vida después de la muerte?) que todo lo distorsiona.

El efecto del individualismo por "sobrevivencia" trae un proceso asombroso de homogenización de la mano. Los Estados dictan unas formas de educación que conducen inevitablemente al empobrecimiento de las potencialidades y de la diversidad de conductas que son realmente las únicas que garantizan una existencia. Esta noción, de que nuestras relaciones conductuales con nuestro medio inmediato y mediato son las que determinan nuestro camino, nace bajo la forma de una teoría biológica contundente (epistemológica) en la "Deriva Natural", y lo hace de una manera que es elegante aunque complicada en una primera lectura (y los autores lo saben muy bien).

Un pequeño desafío al mirar biológico reduccionista. Una bofetada a la inocencia con la que viven los que creen que es natural esta "competitividad" (en el ámbito que sea: económico, laboral, social, etc), mejor es ser un desadaptado que aceptar las estupideces que escriben algunos biológos sobre la evolución o algunos líderes de opinión en su escaparate, sobre cómo debemos mirar, oler, saborear, disputar, amar nuestra existencia. Para muchas acciones humanas se utilizan argumentos que surgen de la actividad del conocimiento y de su búsqueda, como si para entender el egoísmo y la individualidad existieran bases genéticas que nos permitan realizar el Acto de Pilates.

Todos ellos: ¡¡¡POR LA BORDA!!!

Mucho mejor es cerrar los sentidos al bombardeo de cosas, la prensa, la televisión, las publicaciones. Respirar un rato en la ignorancia, en el estado de desapego total, mirarse uno mismo y las propias necesidades. Esto significa desaprender TODO lo enseñado. Cuesta trabajo, créanme. Una vez que uno sabe quién es, podemos abrir de nuevo los sentidos a todo lo que nos rodea y mirar con nuevos ojos. Talvez preguntarnos:

¿Qué cosas resuenan en mí?
¿Qué cosas tienen sentido verdadero para mí?

Esto sea aplicado en cualquier área del conocimiento, personal o colectivo, hace sentido al andar y da fortaleza al incansable buscador del entendimiento, el alma del hombre. Aquí les dejo una fotitz de uno de los más grandes hombres del siglo pasado. No necesariamente un ejemplo de vida, pero al menos sabía qué cosas eran necesarias para él hacer. Entonces cabe hacernos la preguntita: ¿la economía de nuestras acciones, es verdadera riqueza?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una preguntilla... cuando dices " significa desaprender TODO lo enseñado"... a que te refieres?

Felipe dijo...

Okas, esto se trata de vaciar de la mente todo recuerdo y pensamiento, lograr una especie de enajenación del cuerpo físico y de sus recuerdos. Una no identificación con las emociones. Es como oprimir el botón de RESET de uno, lo que ocurre por el instante en que lo logras, es que no sientes apego a nada, a ningún pensamiento, y por sobre todo a ningún conocimiento. Se trata, en otras palabras, de comprender que las materias del conocimiento que hemos memorizado no tienen utilidad real en el mundo espiritual, sólo son una carga que hace más difícil la existencia armónica.

Eso significa desaprenderlo TODO, significa volver a nacer, sentirse eternamente en la inocencia y candidez, en la confianza de un cuerpo que sabe y conoce sus límites, no hay necesidad de la conciencia controladora, esto lo hace automáticamente el cerebro por nosotros, autonómicamente, involucrémosnos con el mundo por medio de las sensaciones.